4/6/09

EXCURSIÓN AL MONTE HORQUÍN DESDE LUMBRERAS DE CAMEROS

Excursión LUMBRERAS - MONTE HORQUÍN




Recorrido y datos:
Lumbreras 1182m. Monte Horquín 1585.
Distancia 11,5 km. aproximadamente. Total del recorrido unos 23 km.
Se encuentra situado en la línea divisoria de los términos municipales de Lumbreras, Laguna y Gallinero.

Llegó el 11 de Agosto y este año tocaba El Monte Horquín. Los que nos sentimos con ganas de pasar un día diferente, haciendo ejercicio y con la sola ayuda de un bastón o una rama de un árbol, nos reunimos en la Calle Real, a la altura de las antiguas escuelas, para comenzar la marcha.
Salimos del pueblo por el antiguo camino de Laguna que empieza en la parte alta del pueblo (por Santiago) y entrando por La Portilla de La Dehesa Las Matas, continuamos subiendo poco a poco. El camino que antiguamente estaba bien marcado por la frecuencia del paso de personas y animales quedaba en ocasiones desdibujado, aunque no para desviarnos, debido a los expertos del pueblo que nos guiaban. No tardamos en encontrarnos a un pequeño rebaño de ovejas, propiedad de uno de los pocos ganaderos del pueblo que aún quedan, y al perro que lo vigilaba: pero éste, ni se dignó en enviarnos un ladrido para sobresaltarnos, al darse cuenta que veníamos en grupo. Un rato más adelante y siempre acompañados de robles y rebollos, pasamos por Las Lagunillas, el Cogote de Las Paulas… y divisamos a la izquierda y en la parte baja del valle a El Horcajo, pequeño pueblo poco poblado, antaño incomunicado, acogedor, con la carretera asfaltada, la Iglesia restaurada y con una farola en la Plaza preparada, para pronto recibir la corriente eléctrica de la red y no alimentada por motores ruidosos, como ahora. Pronto divisamos el Monte Horquín, que parecía cercano, pero tapados sus accesos por la copiosa vegetación, permanecían invisibles las últimas rampas de subida. Unos minutos después la disminución de los rebollos y el aumento de pradera dio lugar a una zona plantada de pinos hace unos 40 años. Cruzamos por medio sin encontrarnos barreras que impidieran el paso por la ausencia de vegetación.
Pasado el pinar llegamos a la alambrada que separa el municipio de Lumbreras con el monte de La Pineda y comenzamos la pista que nos conduciría hasta nuestro destino; pero antes debíamos hacer un alto en el camino en el paraje denominado Sancho de Leza: Era la hora de almorzar, y unas sombras en un pequeño montículo al lado de la pista nos sirvieron de protección para reponer fuerzas con un pequeño refrigerio. Acabado este “descanso” los llanos de esta ancha pista, apta para coches, nos conducen a un refugio para cazadores, sito en Los Lapazares donde éstos tienen los puestos de palomas, que será el lugar de la comida cuando descendamos de la cima.
Continuando un poco hacia delante no tardamos en llegar a la parte de la pista donde comenzaba de verdad el ascenso de una ½ hora aproximadamente, con fuertes repechos, que aunque se suben bien aconsejan no hablar demasiado para no gastar la energía, que para los que no caminamos tanto y con frecuencia, no nos sobra. Por fin, un poquito más distanciados unos de otros, ya que cada uno iba a su ritmo, llegamos a la parte alta, coronada 100 m.. antes de llegar por un puesto de vigilancia de incendios. Al lado se encuentra el vértice geodésico rodeado de anabias que algunos no dudaron en probar.
La maravillosa visión desde la zona rocosa más elevada nos permite contemplar gran parte del Valle del Iregua ( ver web del Valle del Iregua) y Camero Nuevo (Ver Web del Camero Nuevo); sobre todo del Parque Nacional Sierra de Cebollera con La Pineda incluída, el Puerto de Piqueras, el Serradero, etc.. y las localidades de Lumbreras, Villanueva, Torrecilla, Nieva, etc.. y del Camaro Viejo gran cantidad de montañas redondeadas con escasa vegetación y un pueblo muy lejano que según algunos es Treguajantes.
La vuelta por el mismo camino, con la comida a la sombra de los robles que rodean el Refugio fue un remanso de tranquilidad, buen apetito y camaradería entre todos. Cómodos, en las mesas y sillas traídas por Lucio y ayudado por algunos más del pueblo que decidieron gozar de un día placentero en la montaña, tuvimos tiempo de charlar, comer variado y abundante e incluso jugar al mus o a la brisca, mientras alguno daba alguna “cabezada”. Ya pasados los calores del mediodía, por el mismo camino emprendimos la bajada, mientras los que habían subido en coche emprendían también el retorno.
Pero el camino nos dio una sorpresa: Fueron unos cardos. Y aunque solo escuchar su nombre nos invite a separarnos y en principio no nos digan nada bello, algunos eran tan atractivos que hubo quien no dudó en coger algunos ejemplares para adornar o regalar. Hacia las 7 de la tarde y después de bajar por La Dehesa llegamos pasando por La Tejera a San Martín.
Después de descansar un rato en este lugar tan extraordinario, nos volvimos a reagrupar bastantes de los participantes y terminamos el día acabando la merienda que había
sobrado del mediodía.
¡¡Un saludo para todos!!

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